Efectos colaterales de la música en la mensajería instantánea

Aprendes a escribir en menos de 160 caracteres cuando te dan un móvil con apenas una docena de teclas desdobladas en múltiples símbolos. Si es inteligente el aparato además puedes hacerlo en menos de 140, gracias al servicio Twitter integrado como aplicación de microblogging. Eso sí, el teclado ya se parece al de mi ordenador personal en formato bonsái ,y no he echo en falta casi ninguna tecla sobre todo si escribo sin tildes y en inglés. No entro en el debate sobre las bondades de las teclas reales frente a las virtuales, todas ellas válidas a gusto del consumidor. Personalmente  me gusta más que  me suenen en lugar de que me vibren. Cuestión de tacto entiendo.

Luego aprendes a escuchar música en la Nube, y ésta sí que no se la lleva el viento como las palabras. Quedan a sangre y fuego custodiadas en tremendos servidores, polares algunos ya. Para los amigos de BlackBerry que utilicen sus dispositivos RIM como reproductores de música, pueden seguir escuchando melodías aunque la Nube se disipe, pues se mantienen alojadas en la memoria local.

Sabiendo en definitiva escribir y escuchar la solución a la ecuación del entretenimiento tiene un nombre y un apellido: BlackBerry Messenger Music, más conocido en Twitter como «#BBMmusic». Muy buena la adaptación del concepto social de Instant Messenger con la actividad más musical. Ahora mi móvil es un escenario de concierto, donde yo elijo mi repertorio y el público entendido que te aplauda. Si ya eres más valiente y optas por multiplicar los comentarios en tu timeline de BBM Music, tienes que empezar a invitar al concierto a la crítica en detrimento de tu círculo de confianza, pero ampliando tus listas de reproducción por encima de las 50 composiciones iniciales.

Y es que claro, mi messenger exclusivo para amigos de confianza se está empezando a convertir en el festival de música de Benicàssim, donde mi afán por granjearme una buena experiencia sonora, me remite a viralizar mi propia propuesta musical. Y ahora mismo mi timeline debe estar empezando a cuestionar los 22 petabytes que gestiona el servicio BlackBerry al mes. ¿No me creen la ironía? No deberían, pero aquí les dejo un patallazo del Skyline de mi BB 9900: