El desvío 32: Tecnoalcalá

Conduzco a menudo a lo largo de la autovía de Barcelona (A-2) desde hace más de veinte años. Normal, teniendo en cuenta que vivo y trabajo en Alcalá de Henares. He vivido, y por ende sufrido, múltiples transformaciones en sus infraestructuras de acceso y comunicaciones a la antigua ciudad romana de Complutum, después visigoda, árabe, castellana, española y en estos días de tómbola, alemana. Uno de los puntos negros de la red estatal de carreteras es concretamente el kilómetro 32 de dicha autovía, precisamente la penúltima opción que tiene el viajero de zafarse de La Grande Boucle y adentrarse en un burgo con mucha carga histórica y patrimonial.

Por ese mismo desvío 32 se accede a Tecnoalcalá, el espacio donde trabajo, un parque científico y tecnológico integrado en el campus universitario de la propia Universidad de Alcalá. En ese mismo desvío me pregunto yo desde hace más de 6 años porqué no está señalizado el parque al unísono con el hospital universitario, la universidad o el propio centro histórico patrimonio de la humanidad en paz y armonía. «Sanidad, educación y cultura deben ser las prioridades exclusivas y excluyentes» debí ir argumentando durante estos años en mi cabeza al no tener respuesta ni solución de mis gestores públicos. Ahora que esos mismos gestores han decidido recortar en sanidad, educación y cultura por poderosas razones macroeconómicas, me preguntaba si con el nuevo nudo de comunicaciones para convertir negro en blanco el punto kilométrico 32, cambiaría la política señalética para incluir al parque de empresas innovadoras. Y sí, para mi alegría comprobé que se había conservado el espíritu anterior manteniendo la señalización tripartita y que además, lejos de recortar, habían añadido al fin una nueva señal. Para cuando intenté leer donde debería estar Tecnoalcalá, me encontré con que antes de la innovación estaba también el deporte: